El cabello está compuesto por varias capas. La capa externa protege el cabello de los agentes ambientales, tales como la luz o el calor. Sin embargo, esta capa puede resultar dañada en verano, haciendo que el cabello quede seco, áspero y quebradizo. Además, conforme vamos cumpliendo años, la estructura de nuestro cabello es cada vez menos resistente. Por este motivo, es importante proporcionarle el cuidado necesario después del deterioro del verano. Los productos hidratantes como los champús o las mascarillas aportan la hidratación que necesita tu cabello y le proporcionan brillo y suavidad.

El aceite capilar será tu salvador tras el verano y te ayudará a recuperar el brillo y la elasticidad naturales de tu cabello.

El verano se acerca a su fin y nuestra piel se alegra. Las horas al sol, las quemaduras solares, la radiación UV, el cloro, el sudor y los aceites dejan huella en nuestra piel y se convierten en una auténtica prueba de resistencia. Por eso, para reparar la piel dañada por el sol es imprescindible regalarle una buena sesión de cuidados. La hidratación es un factor decisivo para determinar la calidad de la capa más superficial de la piel, por lo que debes incorporar una crema hidratante facial a tu rutina diaria. Además, los productos hidratantes más eficaces, por ejemplo, los que contienen ácido hialurónico, pueden reforzar la resistencia de tu piel.